Nacido en 1933 en Dippenhall (Reino Unido), John Bertrand Gurdon es
una figura clave para entender la historia de la Biología del
desarrollo. Sin embargo, en un primer momento, nadie apostó por él como
científico.
Al joven Gurdon, estudiante de la prestigiosa Eton, le encantaban las ciencias naturales, pero sus profesores no le veían las suficientes aptitudes. Según sus biógrafos, el profesor de 79 años aún conserva enmarcada una nota con el siguiente texto de una de sus maestras: "Creo que Gurdon tiene la idea de convertirse en científico. Por lo que muestra en este momento, esto es bastante ridículo. Si no puede entender datos biológicos simples, no tendría ninguna oportunidad de hacer el trabajo de un especialista y sería una absoluta pérdida de tiempo tanto para él como para los que le enseñen".
Tampoco sus padres le veían futuro en la ciencia y le animaron a escoger otros caminos, pero ni el Ejército lo admitió en sus filas ni tampoco pudo prosperar como hombre de negocios.
Finalmente, se matriculó en Oxford para estudiar Filología Clásica. Sin embargo, antes de comenzar a estudiar latín y griego, un afortunado golpe del destino le llevó a las aulas de zoología.
En aquella época, los alumnos de las facultades de ciencia eran escasos y se acostumbraba a invitar por carta a algunos alumnos para que cambiaran el pupitre antes del inicio del curso.
Gurdon recibió una de aquellas notificaciones y decidió dejarse llevar por un instinto que este lunes le ha hecho merecedor del Premio Nobel de Medicina (junto al japonés Shinya Yamanaka), entre otros muchos galardones.
Por destacar algunos, Gurdon fue condecorado con el título de Caballero por la reina Isabel II de Inglaterra en 1995, mientras que en el año 2004 el Instituto de Células Biológicas y Cáncer pasó a ser llamado Instituto Gurdon.
Al joven Gurdon, estudiante de la prestigiosa Eton, le encantaban las ciencias naturales, pero sus profesores no le veían las suficientes aptitudes. Según sus biógrafos, el profesor de 79 años aún conserva enmarcada una nota con el siguiente texto de una de sus maestras: "Creo que Gurdon tiene la idea de convertirse en científico. Por lo que muestra en este momento, esto es bastante ridículo. Si no puede entender datos biológicos simples, no tendría ninguna oportunidad de hacer el trabajo de un especialista y sería una absoluta pérdida de tiempo tanto para él como para los que le enseñen".
Tampoco sus padres le veían futuro en la ciencia y le animaron a escoger otros caminos, pero ni el Ejército lo admitió en sus filas ni tampoco pudo prosperar como hombre de negocios.
Finalmente, se matriculó en Oxford para estudiar Filología Clásica. Sin embargo, antes de comenzar a estudiar latín y griego, un afortunado golpe del destino le llevó a las aulas de zoología.
En aquella época, los alumnos de las facultades de ciencia eran escasos y se acostumbraba a invitar por carta a algunos alumnos para que cambiaran el pupitre antes del inicio del curso.
Gurdon recibió una de aquellas notificaciones y decidió dejarse llevar por un instinto que este lunes le ha hecho merecedor del Premio Nobel de Medicina (junto al japonés Shinya Yamanaka), entre otros muchos galardones.
Por destacar algunos, Gurdon fue condecorado con el título de Caballero por la reina Isabel II de Inglaterra en 1995, mientras que en el año 2004 el Instituto de Células Biológicas y Cáncer pasó a ser llamado Instituto Gurdon.
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